Estos días "he tocado el cielo"... Un juicio de incapacidad permanente me trajo hasta Jaén, la tierra de mis padres, de mis abuelos, de mi familia, en definitiva, mis raíces. Y el viaje, con mis padres, ya mayores, hasta su "pueblo blanco", Frailes, me llevó a poder disfrutar de una magnífica jornada organizada en la UJA, denominada ¿Hacía donde mira la jurisdicción social?, por mi admirado Cristóbal Molina, como siempre brillante, ácido y poniendo el acento en nuestra rama del derecho, que como nos recordó, es la cenicienta de todas ellas. Pero no menos importante, desde luego. Agradecido por el recibimiento, y por la transmisión de conocimiento, y muy especialmente a las Magistradas de lo Social, Francisca Martínez y Beatriz García. No me reconforta, pero los mismos problemas que sufre nuestra jurisdicción en Jaén y Bilbao, sus sedes, son los que padecemos en Barcelona, y en el resto del Estado: falta de medios humanos y materiales, litigaciones en masa (v.g., el complemento de maternidad para los hombres, los indefinidos no fijos, etc...), la cada vez mayor complejidad técnica, y las incesantes reformas legislativas.
En fin, una jornada maravillosa, en mi Jaén, en plena recogida de la aceituna, con frío, pero orgulloso, mucho, de mi origen jienense, que de aquel Jaén humilde que conocí de chico, al de ahora, que sigue siendo olvidada por los poderes públicos, pero ahora ya grande en conocimiento, en ciencia, en humanidad. Y es que además me pude reencontrar con uno de mis amigos de la infancia, José Luis Romero, veterinario, culto, comprometido... recordamos viejos tiempos, y también otros muy duros que no vivimos, pero que marcaron de forma muy dura nuestra provincia, alguno hasta entonces desconocido por mí, como el bombardeo de 1 de abril de 1937. Y todo eso sin olvidar, ya lo decía antes, que me trajo a Jaén un juicio, y mi cliente -¿podría decir amigo, David?, me hizo reconfortarme con la profesión de abogado, cuando puedes poner tu conocimiento y profesionalidad, al servicio de la buena gente. Y es que, ya lo decía Miguel Hernández, en "aceituneros":
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.
Y de Jaén a Córdoba. Acabo mi juicio y me voy a Córdoba. Me invitaron hace ya unos meses, unos compañeros de profesión, para poder tener con ellos una charla en su Foro Jurídico, ya el IV, sino me equivoco. Y fue una tarde deliciosa. Gracias Paco (eres un anfitrión magnífico, y además colchonero), Juan Bernardo (abogado de pueblo, creo que ha nacido una amistad, que pienso alimentar a pesar de la distancia, desde "esa zona claroscura de la barra del bar, desde la que todo se divisa y nadie te vislumbra"), Octavio (brutal tu conocimiento, "abogado laboralista", creo que he encontrado un friki del laboral como yo), Juan Medina (sí, los juicios sin perito médico son mis preferidos, jejeje), Francisco (haz el doctorado, por favor) y a todos los demás, muchísimas gracias. Pero sobre todo, gracias por "bajarme" hasta las tripas del barco, y poder compartir jornada con los "Fontaneros del Titánic, y que ayer fuésemos "la Orquesta del Titánic". Sois muy grandes, todos, de verdad, muchas gracias. Y no voy a perder el contacto, prometido.
Y si no me quedo aquí es porque las raíces llegan lejos, hasta mi Barcelona, a tomar contigo una "Estrella Galicia". "Hoy voy a empezar a construir la casa donde estaré, para toda la vida".
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