24 septiembre 2012

EL SÍNDROME QUÍMICO MÚLTIPLE Y LAS BARRERAS INVISIBLES

El trastorno en la respuesta fisiológica de determinados individuos frente a una multiplicidad de agentes y componentes que se encuentran en el medio ambiente, alimentos o incluso medicamentos, con la serie de características que más adelante se definen, recibió la  denominación de "sensibilidad química múltiple" o "síndrome de sensibilidad química múltiple" a mediados de los años 80. 
Se le conoce también como "enfermedad del siglo XX", "enfermedad ambiental" o, incluso, "enfermedad ecológica". Tanto por su origen como por sus características es objeto de intensa discusión porque la mayoría de los "casos" de este trastorno tienen muy pocos aspectos comunes, dada la variedad de síntomas que presentan las personas afectadas y el grado mismo de su afectación. También existe una clara controversia en cuanto a los criterios médicos que hay que aplicar para su diagnóstico. Y es posible, además, que no se trate de un solo trastorno sino de muchos trastornos distintos que obedezcan a diferentes mecanismos. La realidad de esta "enfermedad" es muy compleja; y en ella intervienen también factores relacionados con la personalidad de los sujetos afectados. (Jordi Obiols, NTP 557 del INSHT, disponible en www.insht.es).

Desde Col.lectiu Ronda llevamos años trabajando en el reconocimiento de esta enfermedad por parte de las administraciones públicas, al punto de haber participado, a través de Jaume Cortés, que no solo participó en el documento de consenso sobre la Sensibilidad Química Múltiple, sino que incluso llegó a desplazarse a Ginebra, a entrevistarse con altos mandatarios de la OMS. http://cronda.coop/Departaments/Salut-i-Treball/Recursos/Noticies/Reunio-amb-l-OMS/(language)/cat-ES

Pero no nos hemos frenado ahí, hemos conseguido:

1) sentencias de incapacidad permanente

2) el reconocimiento de la SQM como enfermedad profesional

3) que se reconozca la SQM como enfermedad ambiental (accidente no laboral)

4) que se indemnicen los daños y perjuicios causados como accidente de trabajo


Y, profundizando en las graves consecuencias de la Sensibilidad Química Múltiple en la vida diaria de las personas que lo padecen, que se les reconozca la imposibilidad de utilizar transportes públicos -con las consiguientes ayudas públicas para mitigar esa dificultad-. Así, no hace mucho, salió a la luz una de las sentencias pioneras en este sentido:


El argumento que utilizamos y defendemos es el que exponemos a continuación.

Punto de partida: el reconocimiento del baremo específico regulado en el art. 5 en relación al Anexo 3 del Real Decreto 1971/1999, estableciendo la DIFICULTAD PARA LA UTILIZACIÓN DE TRANSPORTES PÚBLICOS COLECTIVOS.

En el citado baremo, además del reconocimiento automático de dicha dificultad en el supuesto de sumar 7 puntos, deambulación con dos muletas o en silla de ruedas, en el apartado C del anexo establece un supuesto que es el que consideramos de aplicación a las personas que padecen SQM. A saber:

puede deambular pero presenta conductas agresivas o molestas de difícil control, a causa de graves deficiencias intelectuales que dificultan la utilización de medios normalizados de transporte”.

Así, resulta que quien padece Síndrome de Fatiga Crónica -con déficits neurocognitivos-, Fibromialgia y, especialmente, Sensibilidad Química Múltiple, sufre una grave afectación vital, especialmente por la SQM, siendo diario el uso de mascarilla con carbón activado y purificador ambiental, así como conductas evitativas de la exposición a productos químicos de cualquier índole.

Entendemos que con las enormes dificultades para la realización de actividades de la vida diaria -para la que los afectados de SQM son dependientes- no puede pretenderse sin embargo que no tienen dificultades para la utilización de transportes públicos no adaptados a su estado de salud.

Evidentemente queremos poner el acento en la Sensibilidad Química Múltiple que a quien la padece le provoca una respuesta fisiológica frente a la exposición a múltiples productos que se encuentran en el ambiente, y que se manifiestan en cefaleas, arritimias, hiperreactividad bronquial, problemas estomacales, etc...Son los agentes químicos los que actúan en su caso como AUTÉNTICAS BARRERAS ARQUITECTÓNICAS INVISIBLES, impidiendo, no ya solo la utilización de transportes públicos, sino incluso desarrollar una vida social “normalizada”.

Un extenso estudio realizado a instancias del Col.lectiu Ronda por un Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales, pone de relieve todos aquellos productos químicos que una persona enferma de SQM podría encontrarse en un traslado normal en transporte público desde su domicilio hasta, por ejemplo, cualquiera de los hospitales a los que debe acudir frecuentemente, ya sea en tren, bus, metro o taxi. Y llega a la conclusión que el foco de exposición es doble. A saber:

1) Agentes químicos de los que son portadores los usuarios del transporte público. Así, lo que para nosotros es “normal”, por ejemplo, colonias, desodorantes, lacas, cosméticos, cremas, suavizantes, detergentes, etc..

2) Agentes químicos utilizados por el personal de mantenimiento de los transportes públicos, como pueden ser los productos de limpieza (alcohol, lejías, amoniacos, ambientadores, etc...)

Y cualquiera de aquellos agentes, por sí mismo, e incluso a dosis bajas que para personas sanas podrían ser incluso agradables, en quien sufre SQM provocan graves crisis y agravación de la sintomatología.

Finalizamos, y queremos destacar que no podemos estar de acuerdo con la interpretación rígida que del anexo 3 del RD 1971/1999 realiza la Generalitat, a través del ICASS, ya que romper las barreras invisibles que impiden a estos enfermos desplazarse en transportes públicos, ha de realizarse mediante el reconocimiento de la dificultad de su uso, y permitirle entonces el desplazamiento -sin coste añadido- EN VEHÍCULO PROPIO ADAPTADO, con la posibilidad, que hoy no tienen, de estacionar en lugares reservados a personas con discapacidad.


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