Parece que ahora sí puede ser la definitiva. Pero me mantengo a la expectativa, ya que en ocasiones anteriores también se ha dado luz verde a la creación del Fondo y luego no se ha materializado (aquí explico la iniciativa del año 2020). Las intervenciones parlamentarias, dejando de lado a un partido concreto que no me pienso molestar en citar, fueron espectaculares (accesibles en la web del Congreso, símplemente efectuando la búsqueda "amianto").
Y el resultado de la votación fue el siguiente:
Pero, no quiero reflexionar yo sobre la tragedia del amianto, sino que quiero hacer pública la que en mi casa, Col.lectiu Ronda, hizo nuestro compañero Âlex Lasmarías. Copio y pego, tal cual, el mail que nos ha remitido a todos los compañeros de Ronda:
Bona nit,
Os escribo ahora, cuando tengo la esperanza de no interrumpir el
trabajo de nadie, para explicaros que el martes, hacia las nueve
de
la noche, el Congreso de los diputados dio luz verde, por primera
vez
y al cuarto intento, al inicio de la tramitación parlamentaria de
una futura ley destinada a crear un fondo público de compensación
para las víctimas del amianto en España. Y lo hago porque me ha
parecido extraño e inepxlicable que hasta ahora haya compartido la
emoción que me genera la noticia con amigos, con periodistas y
hasta
con la familia y, en cambio, no haberlo hecho con todos vosotros y
vosotras, que de un modo u otro, también sois protagonistas de
esta
historia.
En el debate parlamentario se nos citó. De
forma explícita lo hizo Albert Botrán, de la CUP, que destacó la
labor a lo largo del tiempo en defensa de las víctimas del amianto
"del colectivo de abogados Ronda". Sin mencionarnos,
también lo hicieron otros congresistas. Lo hicieron cada vez que
hablaron de las sentencias que reconocían la responsabilidad de
las
empresas por las muertes de los trabajadores, sus familiares y
ahora
también incluso los vecinos y vecinas de esas fábricas donde
algunos acumulaban millones mientras otros perdían la vida en el
intento de ganársela. Lo supieran o no los congresistas, tras
todas
y cada una de esas sentencias del Tribunal Supremo estaba
Col·lectiu
Ronda. Y estábamos ahí desde mucho antes. El Supremo no se
pronunció sobre la responsabilidad de Uralita hasta 2012. Pero
nuestros fundadores, ya en la década de los setenta, defendían a
los trabajadores de la fábrica de Cerdanyola. Los que morían del
mal de la uralita, como allí lo llamaban; el mal de la rocalla,
decían en Castelldefels; el de la fábrica, en Alcázar de San Juan.
Y seguro que en Getafe, en Sant Vicent De Raspeig, en Dos Hermanas
y
en cualquier otro lugar donde se haya trabajado con el amianto,
también tienen un nombre particular para el trágico destino de
morir antes de tiempo por haber trabajado en esas fábricas donde
algunos crearon fortunas sabiendo que lo hacían a costa de la vida
de los demás. La UE dice que en España el amianto será responsable
de más de 60.000 muertes. Probablemente, han sido y serán muchas
más.
La
historia de esta cooperativa está llena de luchas que merecen ser
recordadas y de momentos memorables. De miles, literalmente muchos
miles, de personas a quienes en algún momento hemos sido de ayuda.
Pero debo deciros que pocas de esas luchas me parecen tan
conmovedoras como la que mis compañeros y compañeras han realizado
en defensa de unas personas que siempre me recordaron a mi propia
familia a quienes se quiso silenciar e invisibilizar. "Estoy
aquí porque dicen que tengo metástasis", me dijo el primer
demandante afectado por el amianto en el metro de Barcelona cuando
coincidí con él en la sala de espera de oncología donde yo mismo
acompañaba a mi padre. "Eso no es nada -le mentí- un puntito
escapado que de seguida te lo quitan, que tú estás muy bien y aún
tenemos que hacer la rueda de prensa cuando tengamos sentencia".
No haremos nunca esa rueda de prensa y su hijo es el único mosso
de
esquadra al que he abrazado en mi vida. Por alguna razón, hoy
volví a
pensar en ese hombre y su esposa que se cogían de la mano en
aquella
sala de espera. Y en esa familia a la que esperan años de juicios
antes que alguien diga que su empresa no le dio una mísera
mascarilla con la que protegerse un material que ya los antiguos
griegos sabían que dañaba mortalmente los pulmones. Y me vinieron
a
la cabeza tantos otros y otras a quienes he tenido la fortuna de
conocer a lo largo del tiempo que llevo aquí, protagonistas
también
de esta historia de vidas rotas que algunos pensaron que valían
poco. Esos mismos protagonistas que nunca están cuando llega la
sentencia que les da la razón, como decía entre lágrimas nuestra
querida Àngels en el precioso documental que se hizo sobre la lucha de las víctimas en Castelldefels.
Seguramente es
inadecuado enviar este escrito. Probablemente innecesario. Pero
sabiendo que a veces nos cuesta decirnos abiertamente las cosas
que
nos hacen sentir bien los unos de los otros, no quería dejar pasar
la ocasión de recordaros que el martes se hizo historia en este
país. Y que quizás algunos no sepan que una parte de esa historia,
una muy importante, está hecha con el esfuerzo, el trabajo, la
empatía y la dedicación de la gente de este despacho. Una lucha
justa. Una historia de dignidad de la que todavía quedan capítulos
muy dolorosos por escribir. Nuestra historia, al fin y al cabo.
Pero
estar en el lado correcto de la historia, es un privilegio.
Incluso
cuando hace llorar.
alex
Gracias, Álex, por tanto, por todo...
Una noticia excelente para todos los afectados y sus familias. Recordemos que es una sustancia muy tóxica que cada año se lleva la vida de muchas personas. Ya era hora que aprobasen una medida como esta.
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